Descripción
Retrato de una mujer sentada. Está de perfil con el rostro al frente a la vez que tiene la cabeza un poco inclinada hacia la derecha; lleva la mirada hacia su izquierda. Tiene una mano apoyada en la cadera, en la otra sujeta un paipai con decoración oriental que acerca a su mejilla. Llama la atención el traje, el kimono de tonos verde agua combinado con rojos: de amplias mangas y ceñido por un ancho cinturón del que sobresalen unas grandes flores. Del escote emerge otra flor, también blanca. La modelo lleva el pelo recogido en un alto moño con adornos de estilo oriental, apreciándose un pendiente de oro en la oreja izquierda. Pedro Sáenz llena de color esta composición, dándole a la expresión de la mujer un aire de dulzura y sobriedad, a la vez que da a su expresión una nota de sensualidad. Aplica un rico y equilibrado colorido. La temática orientalista fue bastante reiterativa en pintores del XIX. La atracción por el exotismo de países y costumbres lejanas, tanto en arquitectura, como en los personajes, denotaba un punto de modernidad a aquellos que lo plasmaron en sus lienzos.
Representante del modernismo malagueño, se aprecia en su obra la influencia de la pintura catalana y francesa, a la vez que desarrolla un arquetipo iconográfico femenino. Sus figuras femeninas, entre lo mundano y lo casto, constituye el prototipo de belleza anhelado. A través de esa iconografía, que a su vez está inspirada en el prerrafaelismo, trabajó la temática del desnudo. El lienzo tiene un tamaño sin marco de 82cm x 62cm.
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